Artikutza, naturaleza en estado puro
Si estás por la costa Guipuzcoana y necesitas desconectar del ajetreo de calles, tráfico, bares y ruido de la ciudad, si necesitas disfrutar de un día para recargar pilas rodeado del canto de los pájaros, bosques de hayas, el sonido del río.......no lo dudes. Artikutza te está esperando.
Prepara unos bocadillos y bebidas, coge la mochila, cálzate tus zapatillas de monte y a disfrutar, que la naturaleza aguada tu visita.
La aventura comienza en el bonito pueblo de Oiartzun (Gipuzkoa), que bien merece una visita y además cuenta con una serie de restaurantes donde sin duda se come de lujo y a muy buen precio.
Desde allí nos dirigiremos a Eskas, donde está la caseta del guarda, lugar donde dejaremos el coche (no está permitido pasar salvo autorizados) e iniciaremos nuestra ruta.
Existen unos carteles informativos que te marcan la ruta a seguir. Os recomendamos realizar la ruta circular que se inicia en la caseta del guarda para llegar hasta el pueblo de la península que más lluvia recoge por metro cuadrado. Estamos hablando de Artikutza. Y una vez allí cogeremos el camino de vuelta a la caseta del guarda.
A lo largo del camino podremos disfrutar de la tranquilidad que nos brinda la naturaleza. El sonido de los pájaros, el silbido del viento entre las hojas y ramas de los árboles y el crujir de las hojas en cada pisada por el precioso hayedo.
En ocasiones os parecerá que los árboles os observan, incluso que os ponen impedimentos. Y hay quien dice haber visto criaturas extrañas petrificadas. Pero el caso es que si eres respetuoso con la naturaleza, ella también lo será contigo y te permitirá seguir tu camino.
Y tras un paseo que para nada se hace largo ni difícil llegamos a Artikutza, donde pararemos a almorzar esos ricos bocadillos que preparamos antes de salir. Y daremos una vuelta por este pequeño y tranquilo pueblo, aprovechando para hacernos unas fotitos de recuerdo.
Y después de un ratito de relax tomamos el camino de vuelta a la caseta del guarda. Ojo! Tened en cuenta la época del año en la que estéis porque la noche se os puede echar encima y el camino no está iluminado.